REFLEXIONES SOBRE


EL NEOLIBERALISMO EN CHILE.
ESTALLIDO SOCIAL Y PROCESO CONSTITUYENTE EN CHILE
TAMBIÉN SE INCLUYE
REFERENCIAS A PUBLICACIONES SOBRE MOVIMIENTOS SOCIALES Y ECONOMÍA POLÍTICA .
INFORMACIÓN SOBRE TRABAJO DE GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN EN INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES SOCIALES
Y
VIDEOTECA SOCIAL (muestra de películas emblemáticas de denuncia social, en los diferentes géneros expresados en la historia del cine)

sábado, 22 de junio de 2013

4.- LA REFORMA UNIVERSITARIA DE LOS AÑOS 60 EN CHILE


El modelo de Universidad implícito en el “Manifiesto Liminar” fue  la matriz programática que guió la acción del movimiento universitario durante la primera mitad del siglo pasado. Fue así como algunas reivindicaciones de “fácil despacho” y asumidas como demandas por el conjunto de la comunidad universitaria, como la consideración de la extensión como parte del quehacer universitario, la libertad de cátedra, las cátedras de libre elección y con asistencia voluntaria; incluso la inviolabilidad de los espacios y territorios así como un  funcionamiento relativamente autónomo  y autárquico, hacia el año 1960,  formaban parte de la rutina de la mayoría de las universidades del continente. No pasaba lo mismo respecto con el cogobierno y la elección de las autoridades universitarias con participación de todos los estamentos. De ahí que  la lucha por el logro de este principio cobró relevancia y se asoció a la lucha por la reforma universitaria.
Los movimientos de reforma universitaria se suceden en diversos países a lo largo del siglo XX emergiendo en cada uno de ellos como parte de los conflictos que dan forma a la dinámica social y la inserción en ella de la universidad. Chile vive a partir de los años 30 un profundo y traumático proceso de democratización que abarca la sociedad, la política, la economía y la cultura, proceso que culminará el año 1970 con la elección del Gobierno Popular encabezado por Salvador Allende. Las instituciones de las más diversas áreas tanto de la sociedad civil como de la sociedad política se adaptaban para asumir los desafíos que planteaban al país la industrialización y el desarrollo capitalista, incluyendo por cierto la masiva incorporación de población a los mercados. La Universidad no estaba ajena a este proceso y la reforma universitaria fue parte de él.
Hacia los años 60 se incorporaba a los estudios superiores una generación de jóvenes inquietos que, deseaba romper con los fantasmas de la posguerra y embriagados con las utopías o enfermos de  ideología soñaba con cambiar el mundo. Partieron por ello por cambiar la universidad de la única forma que podían hacerlo, o sea, rompiendo con las caducas estructuras de generación del poder y abriendo los claustros, y esferas de poder, a la participación democrática de todos los estamentos. A las nuevas autoridades generadas democráticamente les correspondería plasmar el resto de las transformaciones que crearían las condiciones para que la nueva Universidad respondiera de verdad a los desafíos de la época.
Los movimientos de reformas en Chile no podrían explicarse sólo a partir de causas generales enmarcadas en el contexto histórico nacional y mundial en el que se produjeron. Como antecedentes emblemáticos podemos mencionar por ejemplo  algunas experiencias de cogobierno implementadas previamente en determinados nichos del quehacer universitario que aportaron experiencia y conocimiento a los estudiantes y confianza en los profesores y administrativos  respecto de la madures que habían alcanzado los estudiantes para asumir el cogobierno. A modo de ejemplo se puede mencionar el DASUCH (Departamento de Acción Social de la Universidad de chile), organismo de administración  paritaria encargado de tomar decisiones en algunas materias de bienestar estudiantil o de extensión incluyendo los trabajos de verano que, en el período que nos referimos,  recibían apoyo financiero y técnico de las escuelas y carreras. En la Universidad de Chile de Valparaíso algunos casinos universitarios y programas de becas eran administrados por los departamentos de bienestar  en colaboración directa con los centros de alumnos a través de sus representantes.
Aún cuando las transformaciones asociadas al proceso de reforma universitaria se vivieron con mayor o menor fuerza en mayoría de las universidades del país entre 1968 y 1973. Hay cuatro escenarios donde por diversas razones las transformaciones se vivieron con mayor intensidad y las huellas dejadas fueron más profundas: La Universidad Católica de Valparaíso, La Universidad Católica de Santiago, La Universidad Técnica del Estado y La Universidad de Chile en Valparaíso. Las dos primeras debieron enfrentar el peso de la acción y el poder del vaticano representado por las jerarquías clericales nacionales amén de un naciente movimiento ultraderechista inspirado en lo más retrógrado de la ideología confesional: el gremialismo. En los otros dos casos, con enemigos menos poderosos, el terreno era fértil  para que asumieran por primera vez en el país a la cima de la dirección de una universidad autoridades que reconocían abiertamente en su modo de pensar la influencia ideológica del marxismo.
El inicio de las movilizaciones por el cogobierno tiene lugar el 15 de junio del año 1967 cuando estudiantes de arquitectura se toman la escuela en la Universidad Católica de Valparaíso. El conflicto se proyecta rápidamente al conjunto de la universidad y se prolonga hasta el mes de agosto período en el cual la comunidad desconoce las autoridades nominadas por el Vaticano a través de sus representantes en Chile y procede a elegirlas por su propia cuenta. Se produce un período de vacío de poder que se prolonga hasta el mes de Agosto cuando el Gran Canciller desconoce las autoridades nominadas antes del conflicto y procede a nombrar y legitimar las recientemente elegidas.
Alentados por la experiencia vivida en Valparaíso y demandando su repetición en Santiago, en el mismo momento que en el Puerto son legitimadas las autoridades elegidas, La Federación de Estudiantes (FEUC) se toma la Casa Central. El desenvolvimiento y desenlace del conflicto en Santiago tuvo características muy similares a lo acontecido en Valparaíso. Lo que trascendió aquí no fue el conflicto propiamente tal sino un cartel colgado en el frontis de la universidad con la leyenda “EL Mercurio Miente”  como reacción a la campaña informativa en contra del movimiento orquestada por uno de los pilares del conservadurismo local, cuyos dueños, eran testigos de cómo perdían el control de otro de sus emblemáticos pilares: la principal universidad confesional del país.
En el caso de la Universidad Técnica del Estado y La Universidad de Chile en Valparaíso, la presencia de cogobierno y la simpatía de las nuevas generaciones con el ideario socialista generaron las condiciones  para que ingresaran a los campus, aulas y laboratorios un andamiaje de ideas conceptuales que rebasaban largamente la modernización capitalista. Si se revisa la literatura de la época al respecto es común encontrarse con un lenguaje plagado de ideas fuerza que daban sentido al quehacer universitario, como, la formación de la conciencia crítica y del hombre nuevo para protagonizar el cambio social, la unidad obrero estudiantil, la investigación sobre la realidad social y la doctrina social de la iglesia defendida por los cristianos que se declaraban socialistas, la acción política y el aporte de la ciencia a la lucha contra la miseria y el hambre.
Amparados en el pluralismo y la diversidad que preconizaba como principio la Universidad de la reforma, un grupo de intelectuales atrincherados en nichos abiertos en las facultades de economía de las Universidades de Chile y Católica (los chicago boys) y las facultades de teología y derecho de la Universidad  Católica (el  ultraderechista movimiento gremialista), pensaban el país y la universidad neoliberal que tendrían oportunidad de recrear algunos años después al alero de las metralletas de la dictadura de Pinochet.
Los profesionales comprometidos con la Universidad de la reforma y sus líderes fueron expulsados de la Universidad al día siguiente de instalarse en el país la dictadura, algunos como el doctor Enrique Paríz o el profesor Fernando Ortiz fueron asesinados, otros sufrieron el exilio y los que permanecieron en el país siguieron haciendo universidad en el único lugar donde era posible hacerla, es decir fuera de ella. Algunos encontraron sus espacios en Las ONGs, otros en centros privados de estudios, organismos internacionales o solidarios.  Es allí donde hay que seguir las huellas de la reforma, y por cierto, en los artículos y libros publicados por  algunas de sus autoridades como Fernando Castillo Velazco, Raúl Allard, Enrique Kirberg y Carlos Martínez Corvella.

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